martes, 29 de septiembre de 2009

Para todos

Las montañas son impredecibles y el clima lo es también… pero la voluntad humana suele ser una constante. Después de 3 ascensos, la expedición…. logro alcanzar el punto más alto en el mundo por donde pasa la línea ecuatorial: un pico rocoso que se levanta a 4742 m/nm sobre el hermoso volcán Cayambe.

Detalles de esté y los otros dos asensos hay muchos, anécdotas también, pero lo que quiero resaltar en este post es que ahí arriba, ahí, sobre los 4700 metros de altura y justo en el punto en que los dos hemisferios terrestres se unen, se unieron también el águila y el cóndor. En la cima de la mitad del mundo, mexicanos y ecuatorianos hicieron realidad un sueño que se había estado contando desde hace ya varios años, un sueño que se gesto en Ecuador y que creció en México, un sueño que viajó kilómetros, subió montañas y unió naciones, por ello, la profecía andina, al menos para está expedición, se ha cumplido: metafóricamente hablando el águila y el cóndor se unieron. Sin embargo, la unión ha existido desde hace muchísimo tiempo pues la cultura andina y mesoamericana no se encuentra tan lejos la una de la otra, existe entre nuestros pueblos un lazo histórico difícil de romper, así mismo la unión que la expedición y el volcán Cayambe ha creado entre los integrantes de esta aventura científica alcanzó en aquel pico rocoso su éxtasis expedicionario, pero la alianza surgió desde antes y seguirá hasta mucho después, por ello, sólo resta decir que no podríamos haber alcanzado la meta sin la unión anticipada de nuestras naciones, es mas, no podríamos haber alcanzado la meta, el punto más alto de la mitad del mundo, sin la unión de cada uno de los expedicionarios mexicanos, ecuatoriano o españoles, no lo habríamos logrado sin la motivación de nuestras familias y amigos, no lo habríamos logrado de no ser por el profesionalismo que caracterizo a cada uno de los miembros de la expedición, por el sudor, la fatiga, la emoción y alegría que ofrendamos a la volcana, no habríamos llegado de no ser porque el Cayambe nos lo permitió y porque voluntad humana es una constante.

¡Y es que aún en pleno siglo XXI quedan lugares por descubrir!








Fotos de Miguel

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